La llegada de Windows 11 parecía una muy buena noticia para los usuarios de este sistema operativo. Una nueva versión más segura y con un diseño más fresco lleno de opciones nuevas, pero la realidad es que muchos de ellos se han quedado a las puertas de esta nueva etapa por la incompatibilidad de sus dispositivos.

Los requisitos que exige Windows 11 para poder ser instalado en un ordenador son más estrictos de lo esperado y han reducido en gran medida su alcance en estas primeras semanas de vida. Microsoft, en un intento por aclarar dudas ha creado una herramienta con la que comprobar si un ordenador es compatible o no con esta nueva versión, pero el resultado ha sido el contrario. Es necesario que nuestro ordenador tenga un disco duro de al menos 64 GB de capacidad, un procesador de al menos 2 núcleos, TPM 2.0, 4 GB de memoria RAM y Secure Boot.

Toca esperar unos meses, cuando Windows 11 se va a graduar definitivamente y dé el salto al público general para saber realmente si será compatible con más modelos y procesadores, si será necesario comprar un dispositivo nuevo o si la actualización gratuita acaba llegando a todos los usuarios de Windows 10.

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